- El empleo de jabones que pueden resecar y eliminar la capa hidrolipídica de la piel.
- Ciertos medicamentos (diuréticos) o desequilibrios hormonales que pueden provocar pérdidas importantes de líquido que alteran las propiedades de la piel y su factor natural de hidratación.
- El exceso de calor, viento, sol o ambiente seco, frío, calefacción, aire acondicionado etc.
- La pérdida de ácidos grasos propios de los tejidos como consecuencia de la edad. La actividad de las glándulas sebáceas aminora con la edad, lo que conlleva un agrietamiento de la capa subcutánea.
- El estrés y la contaminación también pueden alterar la capa hidrolipídica de la piel.
Las hidratantes corporales ayudan a retener el agua de la piel y mantener su elasticidad.
UNA HIDRATANTE PARA CADA CASO
- Piel grasa. Le van cremas o espumas libres de grasa y de textura fluida.
- Piel normal. Le van cremas que mantengan la epidermis suave y elástica.
- Piel seca. Le van cremas untuosas ricas en vitaminas A, C y E.
- Piel sensible.Le van geles o cremas hipoalergénicas formuladas a base de avena.
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